martes, 3 de febrero de 2009

... Y al final

Sentiste alguna vez... lo que es tener... el corazón roto? Sentiste a los asuntos pendientes volver... hasta volverte muy loco?



Sentir el corazón aprisionado por un puño etéreo e indestructible, aprisionándote las entrañas; sentir el alma rota, la tristeza rasgando cada rincón de tu ser. Las lágrimas peleándose por aflorar de tus caídos ojos, la sed de libertad y la confusión de no saber que hacer con esa libertad en caso de hallarla... en alguna parte, en algún sitio. El vacío de sentir el corazón fuera de ti, el desasosiego de saber que tu alma ya no es tuya sino de alguien que ignora que la posee. Deseos de desvanecerte, de explotar, de no existir; deseos de volar, de ser otra persona. Dolor, tan profundo, tan intenso, de querer y no ser querido, de vivir aferrado a un recuerdo de algo que jamás llegó a pasar más a allá de tu imaginación, agonía, lenta, de vivir basándote en la esperanza de algo que no ocurrirá. Vivir una vida que no pediste, que no deseaste, que no vives. Vivir a contracorriente de tus deseos, sentir que a cada día que pasa aprisionan cada vez más tu alma, dejándola cada vez más arrinconada, apagando su luz. Deseabas ser tantas cosas, perdiste tanto tiempo... te hicieron perderlo, desearías tener buenos recuerdos, pero cierras los ojos y sólo ves un futuro oscuro... en el que no hay nada de lo que quieres ver. Llega un momento en que te dejas caer... y todo da lo mismo.





Ahora da lo mismo reírse de todo... que llorar por nada.