jueves, 26 de noviembre de 2009



Ojalá la vida fueran sólo estas pequeñas cosas,
ojalá el mundo existiera sólo en esta habitación.



Tristemente... no es así.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Me sobran motivos pero me faltas tú sobre la cama...

De haberlo sabido
no hubiera dado todo en un principio
no hubiera sido la noche en tu espalda
ni congelándote de frío.
De haberlo sabido
me hubiera ido sin decirte nada
no hubiera sido tan duro contigo
no hubiera habido corazón en la garganta
Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez
peor que el olvido
fue volverte a ver
Me sobran Motivos
pero me faltas tú sobre la cama
y ahora que las calles están llenas de bandidos
cuando necesito de tu madrugada
cuando ya te has ido
cuando me parte en dos de una tajada
no hubiera dudado en quedarme contigo
de haber sabido que no me esperabas
Peor que el olvido
fue frenar las ganas de verte otra vez
peor que el olvido fue volverte a ver.


miércoles, 4 de noviembre de 2009

~

Ibas en el coche, parecías ausente, perdida en el mar de luces de la ciudad. Yo conducía con un ojo en la carretera y otro en tu cuello, que latía dulcemente y quedaba al descubierto tras echarte el pelo hacia un lado. Sé que sabías que te estaba mirando, y sé que te gustaba que lo hiciera. Aunque a veces casi me hacías creer que estabas ausente de verdad, y que te olvidabas de mi presencia. Eso me hacía sentir bien, me hacía notar que confiabas en mí tanto como para descubrirte de ese modo, como para mostrarte tan débil ante mí. De repente clavaste tu mirada en mis ojos, me pillaste mirándote de reojo. Sonreíste.

- Me siento tan estúpida a veces...

Qué gracia, yo acababa de sentirme estúpido hacía unos segundos. No me dió tiempo a responder.

- Oye, tú no cobrarás derechos de copyright, no?

¿A cuento de qué venía eso? Me dejó totalmente desconcertado, solía hacerlo a menudo. Ella tenía esa capacidad sobre mí, entre otras muchas. Ante mi cara de sorpresa, soltó una silenciosa carcajada, y volvió a mirar a la calle, a fijar sus ojos en el infinito, sin quitar esa melancólica sonrisa tan suya, de sus labios.

Esperé el tiempo necesario, sabía que ella no daba puntadas sin hilo, y que terminaría lo empezado. Miedo me daba lo que aquella chica pudiera soltar en cualquier momento. Qué loco me tenía... y lo malo, es que ella lo sabía.

Estaba yo en mis divagaciones sobre el tiempo y el espacio, que nos separaban y nos juntaban respectivamente, y en el por qué de muchas cosas, cuando volvió a espetarme:

- Pues espero que no tengas.
- ¿El qué? - por fin conseguí decir algo, aunque fueran esas dos palabras sin sentido.
- Copyright - Y volvió a reírse, marcando en su cara esos hoyuelos que tanto me gustaban. Empezaba a ponerme de los nervios. No sabía si esperar a que terminara de hablar o aparcar en cualquier sitio y callarla a besos, aún hoy me pregunto qué sería eso tan especial que emanaba aquella chica.

- ... Porque yo no tengo mucho dinero, y llevo varias noches soñando contigo.

Me lo dijo con un destello de ternura en los ojos, con un volumen tan bajo que apenas pude oírla, no sabía si se estaba riendo de mí o me estaba pidiendo a gritos que la quisiera. Simplemente, aquella noche, fuimos la persona más feliz del mundo. Sí, sí, la persona, porque dejamos de ser dos, aunque sólo fuera por unas horas.

sábado, 31 de octubre de 2009

Ahora tendré que salir a buscarme...

...Alquien que me arranque de cuajo la pena;
De alguna manera tendré que olvidarte,
tengo que olvidarte de alguna manera.




Escucho esa canción y me imagino sentada en el marco de alguna ventana que jamás ví, en un piso de alguna calle que jamás pisé, viendo los coches pasar. Me veo pensando en alguien que jamás toqué, en alguien que no conozco, y a pesar de ello no logro sacar de mi cabeza. Siguen sonando los acordes y me imagino recordando las lágrimas que derramé años atrás por empeñarme en perseguir imposibles, por no querer asumir que la realidad es lo que es, por no rendirme a aceptar que el destino no existe, y que si existe, no se ciñe a mis deseos ni esperanzas. Me veo recordando las veces que sentí el mundo caer a mi alrededor y dejar todo en ruinas, todas las veces que deseé no seguir aquí, todas las veces que creí que no había nada más por lo que seguir. Me imagino también recordando las risas, los chistes malos que tanto me gustan, las veces en las que me quedé quieta, sentada en la mesa, mientras veía a mis amigos saltar de un lado para otro. Me imagino riéndome al recordar lo tonta que he sido siempre, y me imagino soltando una triste carcajada al darme cuenta de que, a pesar de todo, siempre seguiré siendo la misma tonta.

Ahora tan sólo lo estoy imaginando, simplemente suena una canción y mi mente echa a volar. No me gusta el mundo que me rodea, las leyes no escritas que se me imponen sin razón alguna, las obligaciones, los horarios, las normas sin sentido que -supuestamente- su cumplimiento o no nos determinan el grado de madurez.

Cambio de canción...



Caminos, autopistas,
semáforos en verde...


Ahora me imagino en un mundo en que, a pesar de que nada haya cambiado, sienta que tengo el control de mi vida, que el viento me da en la cara y que puedo llenar los pulmones de aire y no ahogarme, sentir que no me asfixio en las cuatro paredes de una habitación, que no estoy atada con unas cadenas invisibles que me impiden ser yo. Me imagino paseando por una calle que no sé si ha inventado mi mente o que sí existe y está, allí, esperando a que yo la pise y vaya haciendo el tonto por el bordillo tarareando una canción. Me imagino dando vueltas a una misma manzana mientras chispea y se me moja el pelo, y, por despistada, piso los charcos, pero entonces no tendré a nadie que me diga que eso no está bien, que eso es de locos. La canción suena... Me hace pensar en una imagen de mí misma, con los auriculares puestos, ajena al vaivén de la ciudad, sentada en cualquier autobús mirando por la ventanilla.

Claro... No puede ser que todo sea bueno, si quito la canción, la puta realidad se me viene encima. Me imagino simplemente, como hoy, como ayer, como mañana, como el mes que viene. Sentada en otra silla, escribiendo encima de otra mesa, mirando la pantalla de otro ordenador. Puede que nada sea igual, pero nada será distinto. Posiblemente, pasearé por esa calle, lloverá, tararearé una canción, y echaré de menos alguien que lo entienda. Alguien que al verme sonría y le palpite el corazón más rápido de lo normal. Mi pelo se mojará bajo la lluvia, pisaré los charcos por despistada, pero no habrá alguien que se ría de mí por vivir en la Luna, ni habrá nadie que quiera vivir en la Luna conmigo. Escucharé mil canciones en las mil veces que miraré por la ventanilla del autobús, pero no podré apoyarme en el hombro de quien tenga al lado cuando el sueño venga a por mí.

Cuando por la noche quiera mirar al cielo, las estrellas no lo entenderán, pero sin unos ojos al lado mirándolas conmigo, no será lo mismo. Cuando desee abrazar a alguien, sentir el calor de alguien, querer y ser querida. Cuando la soledad me abrume y no tenga con quién compartirla...

Cuando quiera contarle a alguien que un día yo escribí esto, ¿a quién lo haré?

viernes, 30 de octubre de 2009

Octubre

Miro por la ventana, es casi noviembre y el cielo está despejado. La temperatura es, cuanto menos, agradable, y el abrigo sigue en el armario. Me gusta que llueva, ver la lluvia repiquetear en las persianas y disfrazar los cristales con pequeñas motas transparentes de agua. Me gusta ver a la gente correr tapándose la cabeza... Me río, porque ellos corren... Como si más adelante no lloviera. También observo cómo el agua discurre por las calzadas y se pelea por colarse entre las rendijas de las alcantarillas. Me gusta cuando llueve y apenas se ve el otro lado de la calle de lo copiosa y opaca que es la cortina de agua.

Tres días antes de llover, el cielo está limpio, azul, de terciopelo. Dos días antes las nubes se agrupan y parecen pequeños borregos pastando en la tierra azul celeste. Horas antes de llover, el aire se revoluciona, las nubes se oscurecen, se hace de noche. El viento sopla fuerte, me gusta cuando me enreda el pelo y me da en la cara. Minutos antes, llega la calma. Y entonces el cielo llora. Llora mansamente.

Las nubes, tristes por su destierro en el cielo, por su condena a mirar las alegrías, las penas, las risas, las palabras que se lleva el viento, el amor, la amistad, el odio, sin más opción que bañar todas esas cosas con su frío llanto. Las nubes se ponen grises, se visten de tristeza, y nos hacen llegar su melancolía en forma de gotas. Gotas que cada vez caen más rápido, porque, las nubes, igual que nosotros, una vez empiezan a llorar no pueden parar.

Después de la lluvia, el viento vuelve a soplar, pero esta vez mansamente; no me enreda el pelo, lo agita y mece, y acaricia cada rincón de cada calle, como queriéndose llevar la tristeza derramada por el cielo, allá en su cárcel de estrellas. Las nubes, desahogadas, empiezan a separarse, y vuelve a llegar el día. Hasta nosotros llega un olor que nadie puede confundir: el olor a lluvia. El olor a hierba fresca que se puede respirar incluso en plena urbe, el olor a vida. El olor a tierra mojada, fruto de la tristeza, de lo gris.

Lo más bello que le puede ocurrir a alguien es ver llover, e imaginar que las nubes, en su pena, nos regalan sus lágrimas para que el viento luego roce nuestra cara, aspiremos hondo, y nos sintamos vivos.

Hoy, es treinta de octubre de dos mil nueve, en pleno otoño, y hoy, hizo calor. Nos empeñamos en hacernos daño, en vivir deprisa sin oír el latido de la vida que nos envuelve. Hoy la gente agradecía el buen tiempo un treinta de octubre de dos mil nueve.

Yo... Sólo quiero que llueva.

viernes, 26 de junio de 2009

Amor, amour, love... (2)

- Qué fue de ti?
- No lo sé.
- Eras guapa.
- ¿Qué tiene eso que ver ahora? - Soltó una pequeña carcajada y su gesto adoptó una actitud juguetona - Insinúas que ya no lo soy?

Ambos se rindieron a una risa silenciosa, sin ganas.

- ¿Qué es el amor?
- ¿Qué?
- ¿Crees que nada es imposible? ¿Que todo merece la pena?
- Creo tantas cosas...

El sol se despedía con una sonrisa y daba paso a una luna en cuarto creciente.

- Creo, creo que todo está al alcance de nuestra mano. Que no hay nada imposible. Pero nos empeñamos en creer que sí.
- Si piensas así, qué haces aquí rendida?
- Hoy vine, quise fotografiar las nubes del atardecer una vez más, quise refrescar la memoria, quise volver a ser como antes. Pero no he hecho ni una sola foto.
- ¿Por?
- Las nubes.
- ¿Qué?
- Es como la vida, es como el amor, es como tú, como yo. Como los dos.

Él sintió un nudo en el estómago. Había diferenciado entre un "tú", un "yo" y un "los dos". No, no quería recordar, no quería, no debía, no era el momento. ¿Algún día lo sería?

- Quise fotografiar un cielo azul hoy. Pero llegué demasiado tarde -se dibujó una sonrisa cansada en su rostro-, ya estaba anaranjado.
- ¿Qué problema había con las nubes?
- ¿Ehm?
- Antes dijiste algo de las nubes. No pudiste fotografiarlas. No pudiste capturarlas como hacías antes.
- Me dí cuenta de algo. Las nubes no se pueden fotografiar.
- Qué?
- No dejan de moverse. Se distorsionan. No es real. No capturas la esencia. Es como la vida. Como yo. Como tú. Como los dos.

Se acercó un poco más a él. ¿Por qué no dejaba de repetirlo? Sentía que se volvía loco.

- Antes lo hacías.
- Hacía algo imposible, ¿increíble, no?
- Dijiste que no había nada imposible.

Se la encontró pegada a él, con los ojos brillantes (¿lágrimas?).

- No quiero hacerlo sola. Acompáñame.
- A qué?
- A hacer lo imposible.

















~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

jueves, 25 de junio de 2009

Amor, amour, love...

Ella se encontraba sentada donde siempre, en aquél parque. Nunca en el mismo banco, "no quiero perderme ni una perspectiva" decía. A veces iba acompañada de su cámara, le gustaba fotografiar todo, aunque muchas veces careciera de sentido. Le gustaba atrapar imágenes, momentos, poder almacenarlos para siempre. Hace tiempo que no lleva su cámara consigo, quizá se cansó de almacenar momentos que el tiempo tornó en idénticos. Quizá, quizá se cansó de fotografiar nubes que acabaron por antojársele idénticas. Es posible, que le diera igual capturar el paisaje de alrededor, porque ya lo tenía grabado a fuego en su retina. Porque no se trataba sólo de fotografiar un árbol, se trataba de impregnar al árbol de una historia, y atraparla para siempre. Ya no quedaban historias, su imaginación a veces daba lugar a innumerables historias, pero nunca las escribía, y optaba por olvidar. Se cansó de creer en imposibles, se cansó de soñar con lo que no alcanzaría jamás.
Aquella tarde (o era noche? los rayos anaranjados del sol ocultándose se resistían a dar lugar a la oscuridad)sí se llevó la cámara, jugueteaba con ella y curioseaba en la galería de fotos tantas veces vista.

Entonces llegó él, se sentó a su lado. Sabía que a ella no le gustaba la compañía en esos momentos pero le daba igual.

- ¿Qué haces?
- Nada.
- ¿No piensas?
- No lo pretendo.
- Pero lo haces...
- ¿Has venido a ponerme nerviosa?
- He venido a saber por qué el que venga te pone nerviosa.
- No me intentes liar.

Parecía enfadada pero no lo estaba. En el fondo le gustaba que él hubiera ido. Quería estar sola pero agradecía profundamente la compañía.









...continuará...

~



... Escribir canciones, pintar corazones;
no me basta, no quiero hacerme ilusiones;
¿cuánto tiempo he de esperar para vernos?

miércoles, 24 de junio de 2009

Viviendo en una melodía...




Hoy daría lo que fuera por tenerte a mi lado
por seguirte siempre si tú quisieras.

sábado, 25 de abril de 2009

Vino a él al romper el alba.

Entró con mucho cuidado, sin decir nada, caminando silenciosamente, deslizándose por la habitación como un espectro, como una visión, el único sonido que acompañaba sus movimientos lo producía el albornoz al rozar la piel desnuda. Y sin embargo, justo este sonido tan débil, casi inaudible, despertó al brujo. O puede que sólo le sacara de una duermevela en la que se acunaba monótono, como si estuviera en las profundidades insondables, colgando entre el fondo y la superficie de un mar en calma, entre masas de sargazos ligeramente movidos por las olas.

No se movió, no pestañeó siquiera. La chica se acercó, se quitó el albornoz despacito, vacilando apoyó la rodilla doblada en el borde de la cama. Él la observó por debajo de las pestañas casi cerradas, fingiendo que aún dormía. La muchacha se subió con cuidado al lecho, encima de él, apretándole entre sus muslos. Apoyada en los brazos abiertos le rozó ligeramente el rostro con unos cabellos que olían a manzanilla. Decidida y como impaciente, se inclinó, tocó con la punta de sus pechos sus párpados, sus mejillas, su boca. Él se sonrió, asiéndola por los hombros con un movimiento muy lento, muy cuidadoso, muy delicado. Ella se irguió, huyendo de sus dedos, resplandeciente, iluminada, difuminado su brillo en la claridad nebulosa del amanecer. Él se movió, manteniendo la presión de ambas manos le impedía suavemente cambiar de posición. Pero ella, con movimientos de caderas muy decididos, le exigió respuesta.

Él respondió. Ella cesó de intentar escaparse de sus manos, echó la cabeza hacia atrás, dejó caer sus cabellos. Su piel estaba fría y era sorprendentemente lisa. Los ojos que contempló cuando acercó el rostro a su rostro eran grandes y oscuros como los ojos de una ninfa. El balanceo le sumergió en un mar de manzanilla que le agitaba y le murmuraba, embargándole de paz.



















Extraído del primer libro de la saga Geralt Rivia de Andrzej Sapkowski

domingo, 12 de abril de 2009

Tu voz suena con las cuerdas de mi guitarra, y canta por si me olvido esta melodía... Quisiera tenerte cerca todos los días, y hacer que desaparezcan las despedidas... (Despistaos - Un beso y nada más)





Take my hand tonight, let's no think about tomorrow...















Bueeeeeeno poco a poco vamos retomando esto, creo que puedo afirmar sin equivocarme que ya casi respiro y no me ahogo, a ver si llega lo que tiene que llegar... o se va lo que se tiene que ir... si alguien pudiera entenderlo...!

viernes, 27 de marzo de 2009

Te mentiría...




Comenzamos a desempolvar rincones y a limpiar telarañas....... llega el buen tiempo

lunes, 2 de marzo de 2009

las 7 de la mañana. saca un cigarro del paguete que esta tirado por el suelo i se dirige a la ventana. se sienta en la repisa de la ventana, y mira a la calle. no pasan coches, esta todo desierto. solo son las 7 de la mañana
de un domingo de abril, pero para ella es el fin del mundo. Lleva mas tiempo en la cama metida que en toda su vida pero se siente cansada. Sonríe para si misma. Mira a ese bulto que hay entre las sabanas. Consigue distinguirle
el pelo revuelto y poco mas. Vuelve a sonreir. Enciende el cigarro y sin dejar de mirarle aspira el humo. Piensa que hace nada que creia que nunca llegaria, y ahora siente que se le va su mundo tras el... Le gusta esa sensacion,
le gusta tener el corazon atado a alguien, le gusta mirarle cuando el no la ve.
Mira por la ventana, con la mirada perdida. Esta empezando a llover. Abril es asi. Empieza a recordar cuando le conocio... empieza a recordar cuando aquel chico no era mas que eso, un chaval con el que hablar de vez en
cuando. Recuerda cuando empezo a ser algo mas, cuando empezo a necesitarle... "Parece que sucediese en otra vida" se dice a si misma, dandose cuenta de como han cambiado las cosas desde entonces. Como habia
dejado pasar las cosas, como había necesitado pensar en el para dormir cada noche, como habia intentado soñar con otros... Cómo habia pasado el tiempo, como había creido olvidar.
Echó la vista atras hasta hace dos dias. Viernes. Primer viernes de abril.
Le suena el movil, reconocio el numero al instante. Descolgó y volvió a sentir aquel nudo en la garganta. Se dio la vuelta y alli estaba. Eran las 10 de la noche, llovia. El estaba alli. El, su sonrisa, la mirada de quien sabe
muchas cosas... las gotas de lluvia resbalando por su cara y una mochila sobre un hombro. No hizo falta decir nada... sonaba desde dentro del bar mas cercano aquella cancion, esa cancion... la cancion cuyo primeros acordes ya
la hacian temblar. Se acercó a el... "Te vas a mojar" le dijo con la voz entrecortada. Dandose cuenta de la tonteria de la situacion, de que estaba empapada, de que estaban empapados, le dijo que la siguiera.
Con el pelo chorreando, la ropa calada, los huesos congelados, tiritando, subieron las escaleras. Pasaron dentro. El tiro la mochila y la miro fijamente. Ella nunca habia olvidado esa mirada, esos ojos que decian tanto... Que
aseguraban saber tantas cosas... paso un instante, quizas dos, o puede que la eternidad entera. Estaban solos, sin nadie mas, no importaba el mundo, ni la vida de cada uno, solo que entre ellos no corria el aire, y no hacian
falta excusas para decirse de todo... sin hablar. Era un viernes, el primero de abril, eran las 11 de la noche...
Despertaron el sabado... buscando donde habian dejado el alma. ¿Entre las sabanas, tal vez? Ella sabia que no habia perdido nada, lo habia regalado a quien queria darle hasta su vida si hiciera falta. Aun no le habia preguntado
qué hacia alli. Le daba igual. Estaba alli. Con ella. En su cama. Mirandola con esos ojos... tocandola, y aun no se habia ido. Ese lugar era el paraiso... y esos dias, la eternidad.
Y la eternidad se acabo.
Y alli estaba ella, apagando un cigarrillo en el mismo cenicero que tendria que apagar todo aquel tropel de sentimientos que no tendrian buen final. "Ningun final es bueno" murmuro. El dio unas cuantas vueltas en la cama.
Ella se acerco, se sento a su lado, procurando no despertarle, y le acaricio el pelo y el cuello. Se recosto a su lado, y nunca supo cuanto tiempo estuvo mirandole. No sabe si se llego a dormir. Aquella realidad sobrepasaba a
sus sueños. Era mas de lo que podia desear. Y se acabaria en un par de horas.
El se desperto. Con los ojos entrecerrados y la voz somñolienta le dijo buenos dias y la beso. Ella no paro de mirarle. Queria grabar en su memoria cada trazo de su rostro, cada milimetro de aquella persona que posiblemente
no volveria a ver. O si. Tampoco se esperaba que viniera aquel viernes.
El se levanto, y comenzo a vestirse, ella, perdida entre las sabanas, no queria aceptar que la despedida estaba a la vuelta de la esquina. El "te quiero" sono como una gota mas de las que estaban lloviendo y repiqueteando en
la ventana. Otro "te quiero" hizo eco en la habitacion. El no oia. O no queria oir. Se puso la chaqueta, y guardo sus cosas en la mochila que dos dias antes habia tirado por el suelo.
"Me voy" su voz sonaba tan cortante, tan seca. Ella no respondio. Las lagrimas comenzaban a brotar de sus ojos. "No me vas a decir nada?"
"Adios, suerte, cuidate" la voz entrecortada, apenas se le entendia. "¿Solo eso?"
"Acaso quieres que te diga la verdad? quieres que te diga que no quiero que te vayas, que te quiero... que no se porque estas aqui, que no se si volveras, que no se nada. Todo eso que es? Nada. Por eso no te dije nada desde
el principio..."
"Pense que el echo de haber venido te diria mil veces mas fuerte que mi voz que te quiero. La vida es asi. Volvere"
"Cuando?"
"Que dia te dije que iba a venir la ultima vez que hablamos antes de que viniera?"
"no me lo dijiste..."
"pues ese mismo"
Y esta vez, el "te quiero" sono unisono, a la vez, coordinado, de sus bocas, e igual que horas antes lo hicieran ellos, sus voces se fusionaron por ultima vez. Por ahora.
Y el portazo sono... como las gotas de lluvia que se evaporan antes de tocar el suelo
Ya lo dice la cancion... esa cancion... su cancion.
La eternidad duro lo que dura un fin de semana.

martes, 3 de febrero de 2009

... Y al final

Sentiste alguna vez... lo que es tener... el corazón roto? Sentiste a los asuntos pendientes volver... hasta volverte muy loco?



Sentir el corazón aprisionado por un puño etéreo e indestructible, aprisionándote las entrañas; sentir el alma rota, la tristeza rasgando cada rincón de tu ser. Las lágrimas peleándose por aflorar de tus caídos ojos, la sed de libertad y la confusión de no saber que hacer con esa libertad en caso de hallarla... en alguna parte, en algún sitio. El vacío de sentir el corazón fuera de ti, el desasosiego de saber que tu alma ya no es tuya sino de alguien que ignora que la posee. Deseos de desvanecerte, de explotar, de no existir; deseos de volar, de ser otra persona. Dolor, tan profundo, tan intenso, de querer y no ser querido, de vivir aferrado a un recuerdo de algo que jamás llegó a pasar más a allá de tu imaginación, agonía, lenta, de vivir basándote en la esperanza de algo que no ocurrirá. Vivir una vida que no pediste, que no deseaste, que no vives. Vivir a contracorriente de tus deseos, sentir que a cada día que pasa aprisionan cada vez más tu alma, dejándola cada vez más arrinconada, apagando su luz. Deseabas ser tantas cosas, perdiste tanto tiempo... te hicieron perderlo, desearías tener buenos recuerdos, pero cierras los ojos y sólo ves un futuro oscuro... en el que no hay nada de lo que quieres ver. Llega un momento en que te dejas caer... y todo da lo mismo.





Ahora da lo mismo reírse de todo... que llorar por nada.

martes, 27 de enero de 2009

Pensando de qué va ese ser que me mira desafiante en el espejo... se nota que se odia, percibo claramente la tristeza en el fondo de sus ojos. Parece echar algo de menos... algo que nunca tuvo, quizas. Parece que se resiste a perder la esperanza, me dice que jamás dejará ese deseo, me cuenta con sus ojos que está dispuesto a herirse hasta lo más profundo, que nunca olvidó. Y que no está dispuesto a hacerlo.
Sostengo la mirada a ese ser, que me dice con sus ojos que desea dejar de ser persona, dejar de ser parte de el barullo, de la prisa, del tiempo. No le conozco apenas, pero me es tan familiar... Tan sólo reconozco en su rostro el atisbo del deseo de ser alguien mejor, de no desear las estrellas y no tener valor de ir a por ellas. De ser un simple lobo que aulla a la luna con temor.
Ese ser del espejo, está harto de desear lo que no tiene, y despreciar lo que posee. Quizá, su problema, es que no sabe lo que quiere, eso diría cualquier persona a quien se le preguntarse. Pero yo, a pesar de no saber muy bien quién es, a pesar de que me cuesta sostenerle la mirada, sé, que su problema, es que sabe lo que quiere.



Conozco la sonrisa brillante de las mañanas
las tardes meyadas,las desdentadas noches
Sé del aullar de gigantes en lumbres de aspa de molino
Sé del letargo de los sentidos entre el estruendo de monedas
Sé del néctar de las bocas y de su aliento en la nuca
Sé de las palabras inútiles como bolitas de humo
y de camas deshechas como lienzos desflorados
Sé de los bordes cortantes del canto herido
Sé de su demencial cordura
Desconozco,sin embargo
ese rostro,vagamente familiar
que me mira,a cada instante...
...desde el espejo




Poema de Kutxi Romero que recita en la canción El Bueno El Feo Y El Malo de Albertucho

lunes, 19 de enero de 2009

...

Te pasas la vida esperando que ocurra algo y lo único que pasa es la vida


cansada del odio, del rencor, de la hipocresía, de las sonrisas falsas, del pasar del tiempo, de la prisa, de la rutina, de las miradas vacías, de las palabras que se lleva el viento, del falso concepto de amistad, del amor que no es amor, del miedo, de las mentiras, de tantas canciones iguales, de tanto egocentrismo, de tanta mierda, de tanto perder el tiempo, de tanta inmadurez, de la gente que si no tuviera algo de que quejarse no podría vivir, de los que no aprecian la vida simplemente porque cada día amanece, de los que no ven la calma después de la tormenta, de los que no aprecian una buena poesía, de ver tuentis con frases incoherentes y frases como "Libros que te gustan: yOo dee eSoO nO gaaStOo xdxdxd", de sentirme sola cuando hablo de estas cosas, cansada... de estar cansada.

miércoles, 14 de enero de 2009

Mis piernas se doblan con la fragilidad de un junco. Mi vida se va rasgando y voy cayendo al suelo en un movimiento pesado. Aguanto como puedo apoyando una mano crispada en el suelo cubierto de nieve. Nieve blanca, pura y fria que se está viendo mancillada con mi sangre, roja, que fluye ahora entre los cristales de hielo. Se desgarran mis latidos y padezco una agonía inugualable. Mis días llegaron a su fin, perdido en este páramo de hielo y desolación. Lamento no haber llegado a ti, lamento que los obstáculos del camino me pudieran, y que me halle aquí, ahora, diciéndote adiós. Grito mis palabras al viento rogándole al cielo con una fuerza que ni yo mismo sabía que poseía, que mis palabras lleguen a ti, aunque sea como un leve susurro. Que me recuerdes y me permitas seguir viviendo en tu memoria y no en tu olvido. Te quise, y quiero morir pensando que tú también mi, aunque tu vida, tus palabras y tus labios nunca fueron mios. Quise abatir demonios, surcar mares y vencer tempestades. Pero no pude. Pudo más la tristeza y la melancolía y la nostalgia de querer estar contigo y nunca estarlo. La soledad de estar rodeado de gente y pensar en ti. De no haberme podido reflejar en tus ojos antes de morir. Intento respirar pero no entra el aire, no consigo encontrarlo entre las gotas de lluvia helada que comienzan a mojar mi rostro, inexpresivo. Clavo mi espada en el suelo y me levanto a duras penas. Todo empieza a emborronarse, una extraña niebla empieza a rodearme y siento que pierdo la consciencia. Mi respiración se entrecorta cada vez más y pierdo mis fuerzas. De bruces sobre la nieve, solo me queda esperar a la Dama que me lleve a un mundo que la gente dice que es mejor. Para mi no hay un mundo mejor si tú no estás. No hay mundo sin ti, porque tú eres mi mundo. Ahora, los recuerdos agolpan mi mente. He vivido una vida que no me pertenecía, no la disfruté, no la quise. Deseé ser otro a cada instante, deseé todo lo que no tenía. Quise lo inalcanzable y por eso fui tan infeliz. Esperé, mientras el tiempo pasaba por mi lado y se reía de mi. Esperé, soñándote por la noche e imaginándote de día. Esperé, pero una noche los sueños no alcanzaban a abrigar mi ser. Decidí buscarte, decidí ser yo. Porque eres parte mía, y sin ti, nunca fui persona. Te quería, y quiero morir pensando que tú a mi también. Ya no siento el rostro, ni las manos, ni la mayor parte del cuerpo. Mis ojos se cerraron hace mucho y dejé de tiritar. Una serenidad extraña que nunca había sentido me comienza a invadir, y siento que me alejo de este mundo, un mundo al que nunca pertenecí. Porque siempre quise pertenecer al tuyo. Si ahora estuvieras aquí... te diría... que no me recuerdes por lo que fui. Si no por lo que quise ser.

lunes, 12 de enero de 2009


Me pregunto algunas veces por qué nunca estamos contentos con nada. ¿Nada es suficiente? Yo que me conformaría con unos labios que me digan "esta noche quédate"... Porque me pongo a reflexionar, y qué es lo que va mal? qué es lo que hace que tenga sed, y por más que beba no deje de tener, que tenga tanto frío cuando hay 22ºC en la habitación... Que tiemble al pensar en un futuro marcado por la soledad... que tenga miedo de... ¿los demás? poco me importan los demás (quitando las excepciones), miedo de qué? del futuro? ya vendrá. Del presente? confundimos el presente con nuestro mayor problema y casi nunca lo sabemos solucionar. Nos encerramos en una cárcel sin rejas, gritamos a la Luna y no obtenemos respuesta. Buscas el consuelo en echarte la culpa a ti, al destino, a los de alrededor... nos afanamos tanto en quejarnos, en llorar, en desconsolarnos, en recrearnos en nuestra infelicidad, en auto-hundirnos... piensa: ¿cuál es el problema? muchas veces de tanto auto-lastimarte el problema se te olvidó... Yo creo que la raíz (y muchas veces la solución) se centra en el pasado. Nos olvidamos siempre del pasado? a veces sí. Lo pasado pasado está? No. Nos marca de por vida, afecta nuestro modo de ver y de actuar en el presente, y éste presente que vivimos un día será el pasado que repercuta en el futuro. "De haberlo sabido...". Menuda frase. Nunca sabremos nada... no nos empeñemos en entristecernos o en darnos golpes contra la pared presos de rabia con el "Y si...?". No. No hay ningún "Y si...?". Hay hechos. Palabras. Escritas o dichas, susurradas o gritadas lo mismo me da. Pero no hay vuelta atrás. Nadie habla de la "vuelta para adelante" (chorrada que me acabo de inventar), nadie habla del futuro como hecho efectuado. No sé si me entenderéis. Yo misma me acabo de liar y no sé explicarlo. Todos nos hemos arrepentido alguna vez del pasado (yo nunca, no me jacto ni me siento superior ni mejor por ello, simplemente dejo escrito que todo lo que hice, o hago, lo hago sabiendo que lo hago, meditando a qué o quién afecto, y las consecuencias que acarreará, aunque no lo pareza, nunca actúo sin pensar... y si lo hago me aseguro antes de que las consecuencias negativas serán únicamente para mi), quién no se ha inundado de rabia e impotencia por no poder cambiar un trozo averiado del día? Pero... quién se ha planteado en cambiar... el futuro?? Ya dije una vez, que no puedo cambiar el mundo, pero día a día y minuto a minuto intento cambiar los 3 metros que me rodean e intento poner una sonrisa en la boca de quien se encuentra en esos 3 metros... ahora... me he planteado cambiar el futuro... Y para no abarcar algo que me sobrepasa, me centraré en el presente... para que cuando el futuro sea presente, no pueda arrepentirme del pasado. Aunque ya os he dicho, que no acostumbro a ello. Quiero renovar mi espíritu, con nuevas ganas, nuevas energías, mirar todo tras un cristal más limpio, pensar que todo puede ser distinto o que todo no es tan malo como parece, que la oportunidad nos espera detrás de cada esquina. Que las estadísticas estan solo para romperlas y que estas parrafadas que me marco no valen para nada. Porque muchas veces todo volatiza cual humo con un solo abrazo. O con un zumbido ^^.








Feliz 2009 :)