Como cuando ha pasado la tormenta, tranquilizas tu respiracion y te dispones a conciliar el sueño, y cuando crees estar durmiendo (que no es lo mismo que dormido), vuelve a tronar, a despertarte aquel trueno, tus sentimientos se confunden y no sabes si sientes miedo, o simplemente un ligero cabreo porque al dia siguiente tienes que madrugar.
El caso es que uso este pequeño ejemplo para expresar algo mucho más grande para lo que a veces me faltan palabras.
Es duro desear algo, y no conseguirlo. Más duro es darte de narices contra una pared infranqueable, que es el muro de lo imposible, de lo inalcanzable. Dificil es asumir la imposibilidad de alcanzar dicha meta, pero más jodido aún es seguir viviendo recordando cada dia que deseas lo imposible. Ahora ya, lo realmente fastidioso es que quede una pequeña parte en ti que quiere/cree/quiere creer que nada es imposible, lo cual impide cruelmente la tarea de olvidar.
Imaginad que conseguis olvidar, un dia, de tanto daros golpes contra la pared, habeis entendido que el agua con aceite no se pueden juntar, y optais por desistir.
Pasa el tiempo, de vez en cuando recuerdas aquél deseo que se quedó sin cumplir, aquél sueño que no viajó más allá de la almohada... pero no es nada más.
Pero un día, un fatidico/maravilloso/extraño/inesperado/deseado día, aquella pequeña parte tuya que conseguiste pisar, aquella parte que quería creer que todo se podia alcanzar, resurge de sus cenizas, coge fuerza y te acaba por invadir.
Tú no quieres, no quieres pasar por lo mismo, habías vuelto a construir nuevos cimientos sobre las ruinas que había dejado aquel sueño que tuviste un dia y nunca se cumplió.
Sientes que todo se derrumba, que vuelves a creer, que vuelves a esperar a algo, en este caso a alguien, y ahora la parte pequeña de ti es la que sabe con total seguridad, que el agua con aceite no se pueden juntar.
Te preguntas todo lo vivido hasta hoy han sido intentos de enterrar el pasado? o quizá ahora que la tormenta volvió a golpear tus persianas te sientes confundido, la nostalgia te invade, te gusta esa sensación de esperanza, esa grandeza que te recorre cuando piensas que todo puede ir bien, que puedes alcanzarlo.
No pasará mucho tiempo antes de que vuelvas a derrumbar, antes de que vuelvas a sentirte estúpido por haber creido algo que no era cierto...
Pero qué quereis que diga, me gusta acostarme, cerrar los ojos e imaginarme... imaginarme tantas cosas.
Que todo fuera distinto.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
La realidad no es dura, los sueños son duros, pues nos despertamos y ya no siguen.
Pero mientras soñamos somos felices, y a veces soñamos gracias a mentiras, pero como son sueños, no se suelen hacer realidad y nos despertamos aún ya estando despiertos.
Lo mejor es que llegue Morfeo en forma de la persona a la que amamos y nos haga realidad los sueños sin necesidad de mentiras y sin tenernos que despertar nunca.
Busca a ese Morfeo, el ya te está buscando.
escribes de la ostia, no sé si alguna vez te lo había comentado. cuando algo te ilusiona y no llega, la desilusión te pega un palo en el medio de las pelotas y te quedas jodido, muy jodido.
pero aunque te repongas del palo, yo creo que una parte de ti sigue ilusionado con que tu sueño se cumpla. y por ello, ante la más mínima oportunidad aflora de nuevo esa felicidad, que te hace olvidar los malos tragos del pasado.
ojalá tu sueño se cumpla
Publicar un comentario